El tiempo es implacable,
vivo frente al mar,
dejar morir un atardecer
sin sentarme a observar
se hace imperdonable.
Que la locura del día a día,
que el trabajo o el estudio,
jamás me quiten este momento,
que jamás me quiten un atardecer
sin sentarme fuera de mi casa
solo a observar.
Me siento pequeña y afortunada,
vivo frente al mar y el tiempo pasa
e implacablemente tengo día a día
un atardecer para observar
aqui, ya en la puerta de mi casa.
Se oscurece, horizonte de fuego.
Gracias Dios por este momento
un óleo perfecto
una creación divina,
gracias Dios por cada día.
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